jueves, 4 de julio de 2013

Mediación lectora



Una de las cosas que nos distinguen de otros seres vivos es el lenguaje, desde que nacemos empezamos a escuchar la lengua (o las lenguas, si los padres hablan diferentes idiomas) que nos va permitir comunicarnos y expresarnos. Hasta aquí se trata de una cuestión de aprendizaje por imitación, de esta manera la afectividad está íntimamente ligada con nuestras primeras palabras.

En una segunda fase, comienzan a aparecer por casa los primeros libros con imágenes, que amplían el mundo de los pequeños y lo empiezan a nombrar: animales, letras, naturaleza... el lenguaje se refuerza con muchas nuevas palabras. Y, hasta hace poco tiempo, después aparecían los libros con historias e ilustraciones. Muy sencillas para lectores incipientes y más elaboradas para los lectores más avanzados, pero no había más. Ese era el proceso, y era bastante lineal y progresivo.

Actualmente, la cosa se ha complicado un poco (todo depende de cómo se mire) y eso hace que el concepto de mediación lectora haya aparecido con fuerza y se haya hecho necesaria. ¿Está el libro en peligro? Supongo que debe ser como el caso de la narración oral: imagino que el libro fue en su momento a la oralidad lo que ahora es el libro electrónico y los medios audiovisuales al libro en papel. Y los narradores orales vuelven, y con fuerza, porque son procesos distintos de aprender, aprehender, imaginar, soñar, conocer otros mundos. Cualquier medio es bueno si nos permite ganar experiencias, saborear la belleza del lenguaje y lo que representa.

La mediación lectora es un hecho social, es un reto y además apasionante. Si se hace así, con ganas, con gusto, el éxito de acercar y descubrir la lectura y la literatura a los niños está más que asegurado. Y en mi opinión, cuanto más sentimiento y emoción pongamos en la tarea, mejor será el resultado.


No hay comentarios:

Publicar un comentario