Hoy os presento una
obra de un autor francés, como en la entrada anterior: Éric Sanvoisin. La
edición original del libro es del año 1996 (Éditions Nathan, Paris), se publicó
como Le beveur d'encre y está lustrada por Martin Matje, cuyos dibujos me
encantan. Veréis que la historia y los dibujos encajan muy, muy bien.
La edición española
es de Edelvives dentro de la colección Vampiros chupatintas, del año 2005,
traducida por Herminia Bebia. Es un libro de tapa dura, de 22 x 15,5 cm y 44
págs. Según la web de Edelvives es para lectores de +8 años.
Sólo he leído este
volumen de la colección, pero creo que los voy a leer todos porque la historia
vale la pena.
Se trata de la
historia de Daniel un niño que acaba de empezar sus vacaciones y como no sabe
qué hacer, decide echar una mano en la librería de su padre. Su padre
es un enamorado de los libros, mientras que él sencillamente los detesta, así
que su "ayuda" en la tienda es más bien testimonial y se dedica
básicamente a observar a los clientes de su padre.
Entonces, un día
aparece un cliente muy especial que hace algo que deja a Daniel estupefacto,
por lo que cuando el cliente se marcha por la puerta el niño decide seguirle
para saber por qué ha hecho lo que le ha visto hacer con un libro.
Es un libro muy
adecuado para estos días en los que también nuestros peques han comenzado las
vacaciones y, aunque la mayoría estén ocupados con colonias, casales y
actividades varias, no tienen nada que ver con el ajetreo que llevan durante el
curso escolar. Ahora, si no han suspendido nada, tienen algo más de tiempo y
calma para leer y este tipo de historias son de las que te llevan a la lectura,
y además por el camino de la sonrisa. No en vano el autor trabaja en el ámbito
de las bibliotecas.
En una futura entrada os hablaré de un libro que ha ilustrado también Martin Matje, y que es delicioso.
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